Segundo día: Campamento Ceguera, Mirador del Cerro Autana
En el amanecer del segundo día, a eso de las 6:00 am nos levantamos para tomar algunas fotos. Para los entendidos en fotografía es una recomendación aprovechar las horas del amanecer y atardecer debido a que se dispone de las mejores iluminaciones, sobre todo cuando se trata de paisajes. En efecto tomo mi cámara y me dirijo al mirador que tiene el campamento con vista al río. En ese momento posaba sobre la vegetación una neblina que generaba un efecto mágico sobre la panorámica, tal como si tratara de una película de misterio o fantasía, de verdad alucinante.
|
Neblina al amanecer |
Luego volvemos para cambiarnos de ropa, empezar a recoger las cosas y tomar el desayuno. Huevos revueltos, pan con mermelada, galletas y cafecito. Mientras tanto aprovechamos para recargar las baterías de las cámaras con una pequeña planta que llevó Tito, si bien siempre es sugerible llevar baterias de repuesto en caso de no contar con esta facilidad.
En esta mañana también apareció una niña de 6 años que tuvo protagonismo en lo que resta del viaje: Yolibet. Ella pertenece a la comunidad de la zona y se encontraba en el campamento junto con otro niño inteactuando con nosotros. Debo decir que era una niña "muy pila" como diríamos por acá porque no tenía pena para preguntar o requerir algo de nosotros. Previo al viaje nos recomendaron llevar dulces o regalos para la gente de la comunidad, y yo pensé en llevar unos dulces y una pelota. Yo tenía la pelota cerca de mi equipaje y la niña estaba muy curiosa por ella. Vista su efusividad y empatía me pareció propicio regalarsela e inmediatamente se prestó a jugar.
Al finalizar el desayuno, el guía nos conduce por un sendero que lleva a la comunidad indígena que se ubica en las cercanías. Era aproximadamente media hora a pie, pasando por un bosque hasta que de repente salimos a un claro con cultivos de yuca y piña, lo cual era el indicativo que habíamos llegado a la comunidad. La yuca es uno de los principales insumos para la dieta de los locales, con lo que hacen productos como el mañoco. Me llamó la atención el tamaño de las piñas, que eran más grandes y alargadas de lo que la conocemos normalmente. Posteriormente las probé y se trataban de una de las piñas más dulces y jugosas que haya comido en la vida...lo certifico.
|
Piña amazónica |
Caminos un rato por la comunidad, observando los detalles de las construcciones, aunque parecia que casi había gente ese dia. Tras este breve parada retomamos el viaje en lancha con destino a nuestro próximo destino: la comunidad Ceguera. Al igual que el día anterior, la visual de vegetación a los lados del río se mantenía. En cierto punto abandonamos el río Sipapo y entramos en el río Autana, lo que nos indica la cercanía con nuestro destino. Se trata de un río más angosto y sinuoso que los anteriores, lo que hacía que el conductor de la lancha se detuviera con más precaución en la curvas ya que son más cerradas. Asimismo, se podía apreciar el uso de trampas para capturar peces, consistentes en cuerdas con señuelos que colocan a los lados del río. También presenciamos mayor presencia de locales usando canoas construidas en madera a remo.
|
Comunidad Mavaco |
A medida que avanzábamos el cerro Autana se mostraba más cercano y nos hacía sentir su imponencia. El hecho de ver sus contadas apariciones en la travesía nos hacía distraer del cansancio que empezaba a pegar, como si se tratara de algo calculado.
|
El Autana cada vez más cerca |
Al final de un recorrido de aproximadamente 4 horas desde el primer
campamento llegamos a la comunidad de Ceguera, desde donde se puede
obtener una de las visuales más cercanas al Cerro Autana, hemos llegado a
nuestro destino.
|
Comunidad Ceguera, Estado Amazonas |
Cerro Autana, el Arbol de la Vida
El Cerro Autana, conocido como
Wahari-Kuawai, “el árbol sagrado de los frutos del mundo” o
Kuaymayojo en la lengua piaroa, es un tepui declarado Monumento Nacional por el Estado Venezolano en 1978. Tiene una gran significación para los indígenas piaroa y jivi, habitantes de la zona, en virtud de contener un carácter sagrado.
|
Cerro Autana, visto desde la comunidad Ceguera |
|
Cerro Autana, foto tomada de Internet |
El Cerro Autana es un afloramiento de areniscas cuarzosas, que pertenece a la Formación Roraima del Precámbrico Inferior, con la forma característica de mesa que presentan los tepuyes (Brewer-Carías 1976, Fundación Terramar 1993, MARNR 1992, MARNR-ORSTM 1988). Alcanza una altura de 1.250 msnm y tiene aspecto general alargado con orientación norte-sur, con una extensión total de 2.250 m en su eje mayor y un ancho de 400 m (Brewer-Carías 1976). Consta de dos partes bien definidas y separadas por una falla, que han sido denominadas por diferentes autores como “Monolito Norte” y “Resto Sur” (Colveé 1973), o como “La Torre” y “Porción Sur” (Brewer-Carías 1976). La Torre o Monolito Norte tiene
una cima de forma elipsoidal con una superficie casi plana en forma de mesa (Colveé 1973, Brewer-Carías 1976). Fuente:
http://www.oas.org/dsd/AAPAD2/Docs/Estado%20de%20Conservacion%20Monumento%20Natural%20Cerro%20Autana.pdf
|
Cerro Autana desde el cielo. Foto: Charles Brewer Carias |
Una leyenda contada por un indígena Piaroa cuenta que al principio el dios Wahari dispuso que nadie debía
trabajar y que todos los frutos, nueces y raíces se encontrarían en el Wahari-kuawai o “Árbol de los Frutos del Mundo”. Así vivieron los hombres antiguos hasta que una ardilla golosa, el tucán de pico largo y el pájaro carpintero, que fueron antepasados de los hombres actuales, se empeñaron en tumbar el árbol Wahari-kuawai para no tener que recoger más su comida. Estuvieron cortándolo durante mucho tiempo y cuando al fin lograron tumbarlo, se pudrieron todos los frutos y sus ramas gigantescas cayeron hacia el río Cuao, donde están ahora las tierras más fértiles y los restos del tronco se convirtieron en montañas que bloquearon los ríos y provocaron inundaciones y represas por todas partes. Como en una de estas represas quedó atrapado un pez payara de grandes colmillos (Raphiodon sp.), que es el más saltador de todos, al tratar de escapar de su encierro le pegó varias veces con la cabeza al tocón del árbol Wahari-kuawai, que ahora se llama Kuaymayojo (cerro Autana), por lo que en ese lugar de la montaña aún se pueden ver los huecos que hizo la Payara antes de atravesar el cerro y formar la cueva que hay allí. (Fuente: http://www.recreaciondelser.com/imptrav.php?IdTrav=10)
El Autana se distingue de las demás formaciones montañosas de la zona por su estructura casi vertical, razón por la cual su connotación con un árbol. Esto genera un atractivo que suscita el interés por conocerlo así sea de manera contemplativa. Los indígenas no consienten el ascenso al cerro dado su carácter sagrado, si bien se conoce de grupos que lo han realizado en a través de ascenso en rapel o helicóptero, con ciertos perjuicios para el ecosistema del lugar. Resulta interesante saber que en el cerro Autana se encuentra una cueva que la atraviesa de lado a lado, a través de la cual pasó el helicoptero "La Guacamaya", en una hazaña de alta dificultad técnica.
Hacia la izquierda del Cerro se encuentran dos elevaciones que se pueden apreciar desde la comunidad de Ceguera. La del medio es usada como un mirador desde donde se puede apreciar una mejor visual del Cerro Autana. La otra es el cerro Wahari, cuya formación curiosamente se asemeja a la del perfil de una persona. De acuerdo a la leyenda piaroa, se trata del Dios Wahari. El conjunto de la tres formaciones generan una panorámica impresionante, la cual es enriquecido por la connotación que le dan las leyendas indígenas.
|
Panorámica de los cerros vistos desde la comunidad Ceguera |
Continúa la Excursión
Una vez que llegamos a la comunidad, ubicamos las cosas en el rancho que tenían para nosotros y nos apuramos a tomar nuestras primeras imágenes, aprovechando que se encontraba despejado. Asimismo, nos bañamos en el río para apaciguar un poco el calor, mientras esperamos el almuerzo. Los más osados se lanzaron desde una especie de tobogán que se forma con la corriente del río, yo quedé con eso pendiente jaja. Por otro lado, acá nos dimos cuenta lo que nos habían dicho anteriormente, que los insectos iban a a ser más "amables" con nosotros. En realidad son unos mosquitos casi imperceptibles pero pican como si fueran grandes jaja.
|
Comunidad Ceguera |
El almuerzo fue una ensalada de pollo, con papa y zanahoria. Al terminar, hicimos una caminata por un sendero hacia que pasaba por la comunidad que hay detrás del campamento. Fue curioso ver que tanto en la primera comunidad como en esta casi no se apreciaba la presencia de gente, siendo que no se encontraban al momento o no salían de sus casas, pero la realidad es que en cada comunidad habitan al menos 50 personas. Al final de la comunidad se ubica una planta eléctrica que se supone le brinda el servicio a los habitantes pero que actualmente se encuentra dañada. Una vez que pasamos la comunidad nos adentramos en el bosque por un camino que apenas se puede reconocer por lo que hay que ir con un guía. Acá la sensación de humedad puede dejarte sin aliento pero es algo tolerable, ya que más adelante se abre un claro y el camino es más agradable.
|
Llegando al mirador |
En una hora de camino aproximadamente llegamos a un sitio donde empiezan a verse unas grandes formaciones de roca, las subimos y al final nos encontramos con un mirador natural hacia el cerro Autana. La mirada desde acá es alucinante, porque bajo esas piedras lo que observas es puro bosque, que se extiende como una gran alfombra alrededor de los cerros. Si de energías y temas espirituales se trata, este es un sitio donde puedes desarrollar estas sensaciones ante esa elocuente exhibición de la naturaleza. Para los amantes de la fotografía también es un punto para desarrollar la creatividad y registrar estas manifestaciones espirituales. Una breve llovizna casi nos impide continuar con esta experiencia, pero nos brindó el tiempo para una suficiente contemplación. Al retornar al campamento nos damos el baño final del día. Vale decir que se debe tener la prevención de entrar al agua porque la orilla no es precisamente de arena sino de roca y en la parte que ingresa al agua es algo resbalosa por la formación de un musgo.
|
Momento de contemplación |
|
Tal como el Dios Wahari |
|
Payara cocinándose |
En ese interín, Tito se encuentra preparando la cena. A un lado del comedor tenía una especie de fogón de leña donde estaba cocinando unas payaras envueltas en hoja de moriche. Mientras veo la preparación aprovecho para consultar a Tito sobre la operación del turismo. Me cuenta que ya lleva cinco años dedicado como operador turístico, con la gente de la comunidad, para lo cual ha contado con el apoyo de la gobernación en aspectos como la adquisición de la lancha y el motor. Asimismo, que ha recibido capacitación para realizar atención al público. Además de la excursión al cerro Autana, Tito también organiza excursiones a otros sitios del estado Amazonas, como el Lago Lepoldo o la Piedra del Cocuy, que representa una triple frontera entre Venezuela, Colombia y Brasil.
|
Payara |
Llega la hora de la cena y la hora de disfrutar esas payaras que llevan rato cocinándose. Es la primera vez que veía y comía este pescado, y me impresionó por lo grande que es. Estaba relleno con un tomate y cebolla, y abrirlo fue toda una operación, aunado a que es un pescado con muchas, pero muchas espinas, unas del tamaño de una pinza ja. Durante la cena nos acompañaba una muchacha indígena con un bebe, siendo una de las pocas mujeres indígenas que habíamos visto en el viaje. La gente del grupo trató de interactuar con ella pero se veía que no manejaba bien el español. Para finalizar, esa noche esperábamos contar con un cielo estrellado como el día anterior, pero más bien estuvo nublado, lo cual no nos impidió a seguir desarrollando la creatividad con nuestras cámaras. Después de un rato de conversa grupal nos disponemos a descansar hasta el día siguiente.
Tercer día: Retorno a Puerto Ayacucho, fin de la excursión
Nos levantamos bien temprano como el día anterior para tomar unas fotos del amanecer, y también se encontraban ya activos con sus cámaras los compañeros del otro grupo que pertenecían a una escuela de fotografía. El sol ascendía por la derecha del cerro Autana y nos ofreció un juego de luces que pudimos captar con nuestros lentes. Esperábamos que se despejara un poco más para captar el cerro Autana, pero como decimos en criollo "se le pegaron las sabanas" ya que estaba totalmente arropado por las nubes; solo una que otra aparición, pero bueno, eso es parte de la realidad y magia de esta zona.
|
Amanecer en comunidad Ceguera |
|
Al Autana se le "pegaron las sabanas" |
|
Testimonio de que los mosquitos dejaron su recuerdo |
|
Arepita frente al Autana |
Desayunamos unas arepas, que ante la escasez de harina que se producía en en estos días nos hacía sentir privilegiados de esta comida en esta escenografía. Como diría el comercial "Comer Arepas frente al Autana no tiene precio". Asimismo, fue momento para recoger nuestras cosas y prepararnos para el retorno. En esos momentos finales aparece en escena una mujer indígena con sus hijos, presta a lavar ropa en el río, lo cual fue el foco de atención para las cámaras.
|
Mujer indígena |
8:30 am lancha con destino a Puerto Ayacucho, saliendooo. El retorno fue por la misma ruta en que nos vinimos, solamente hicimos dos paradas. Una en la comunidad Mavaco, donde Tito buscó unas provisiones, incluyendo unas ricas piñas que comimos con gusto. Aca aparece nuevamente Yolibet, la niña indígena, que nos acompaña hasta el final del recorrido. La segunda parada fue en la playa del río Sipapo, donde se armó una competencias de clavados desde una roca; siendo cómico poder registrarlo con las cámaras usando la función de alta velocidad. En el resto del recorrido, algunos compañeros aprovecharon para armarse un espacio en la lancha para tomarse un "camaroncito" porque el camino sería largo. Por mi lado aproveché para seguir registrando escenas con mi cámara. Igualmente disfrutaba ver como la Yolibet jugaba con los compañeros de viaje, incluyendo lecciones en lengua piaroa.
|
Parada en Río Sipapo |
|
Yolibet trayéndonos unas piñas |
|
Echando un camaroncito |
|
Yolibet jugando |
En cierto momento, la velocidad de la lancha disminuye y es que Tito se prestaba a realizar el almuerzo en la lancha, para lo cual usó una bombona y cocinita a gas que tenía para este fin. Una pasta con carne y plátano sancochado fue el menú de este servicio "on board" sobre el río, una nueva experiencia. Cuando son las 3 y media de la tarde aproximadamente llegamos a Puerto Samariapo, donde unos carros nos esperan para llevarnos a Puerto Ayacucho. Es el momento para una última foto de grupo y para despedirnos de Yolibet y las personas que ayudaban a Tito. Este seria el final oficial de la excursión.
|
Comida a bordo |
Una vez en Puerto Ayacucho nos trasladamos a la Posada Turística Manapiare, donde pasaríamos la noche, ya que a esa hora no había disponibilidad de transporte de retorno para Caracas. Pagamos una habitación entre cuatro personas, aprovechamos para contactarnos con nuestras familiares y darnos una ducha. La posada es acogedora, cuenta con 28 habitaciones con aire acondicionado. Lo curioso es que las habitaciones en vez de ser numeradas, tienen el nombre de algún animal, como por ejemplo la habitación mosquito, o la habitación lapa jaja. Había la intención de comer en un sitio donde sirvieran comida tradicional de la zona, incluyendo cacería, pero nos informaron que el restaurant que ofrecia ese tipo de comida ya no estaba trabajando, así que optamos por el menú del restaurant de la posada, que ofrece sandwiches, ensaladas, así como platos a la carta. Esperamos a otra parte de los integrantes del grupo que se hospedaban en otra posada y, con una caja de frías, hicimos un compartir que representó un momento de relax y risas y el cierre de esta inolvidable experiencia.
|
Última foto en grupo, en Puerto Samariapo
En los siguientes mapas podrán apreciar la ruta que hicimos para llegar desde Puerto Ayacucho hasta Cerro Autana (marcado en rojo)
|
Para finalizar, les regalo esta imagen del Cerro Autana de noche
En realidad se trata de una edición digital, ya que lamentablemente no pudimos tener esa fortuna en la noche que estuvimos en el campamento Ceguera. No obstante, el cielo estrellado si corresponde a una toma que se realizó desde el primer capamento. Por lo menos no perdimos la ilusión de imaginar esta escena.
Hasta acá llega nuestro relato de los tres días de excursión, en la tercera parte relataremos nuestra jornada de retorno, síguenos...
Tercera parte: el retorno a casa
William
Diciembre 2013
Volver a Introducción
1 Comentarios
Williams me he disfrutado tu naraccion sobre tu excursión al Autana, yo tengo muchas ganas de ir, quisiera detalles de cómo contactar a Tito, este año no se si pueda pero seguro para el 2015, Dios mediante.
ResponderEliminar